María de Maetzu vivió en Vitoria y fue hija de un ingeniero y pronto quedó huérfana de padre y comenzó a colaborar con su madre en la residencia de señoritas que montaron en Bilbao para superar sus problemas económicos, lo que fue el germen de su vocación pedagógica.
Se
licenció en Magisterio y se doctoró en Filosofía y Letras en 1936. Desde el año
1902 comienza a ejercer la docencia en una escuela pública bilbaína donde
enseñará durante diez años, renovando los métodos memorísticos, dando clases al
aire libre, creando cantinas y colonias escolares de verano y apostando por una
educación laica, hecho que habría de granjearle numerosos enemigos. Invitada
por la Universidad de Oviedo a dar unas conferencias, formula uno de sus
conocidos principios
pedagógicos:
"Es
verdad el dicho antiguo de que la letra con sangre entra, pero no ha de ser con
la del niño, sino con la del maestro".